martes, 12 de noviembre de 2013

Monte San Savino 2013: Introducción

Alguien dijo en el restaurante durante la comida del sábado: "si se cae el techo ahora mismo, se acabó el mundillo de la pintura de miniaturas". Y qué razón tenía...

Monte San Savino (MSS) es actualmente la cita anual que ningún pintor de renombre en Fantasía se pierde. ¿Por qué? Veamos...

Este póster da pistas.

El pueblo (Monte San Savino), en el que tiene lugar el evento, es absolutamente maravilloso, todo queda siempre a mano y es muy cómodo poder ir a todos lados simplemente andando unos pocos metros. ¿Pero es eso lo que lo hace tan especial? Yo creo que no. Aquí mismo, en España, tenemos otros concursos (El Soldat de Plom por ejemplo) que me parece reúnen todas estas mismas características de emplazamiento. Y sin embargo, no consiguen la capacidad de convocatoria de MSS.

Andarás por estrechas calles como ésta.

¿Será entonces porque los premios son montañas ingentes de dinero que esperan a que llegue el mejor del momento a llevárselas? No, desde luego. Que yo sepa el mayor premio material se lo llevó un tal John (qué suertudo el Johnny), al que le dieron 50€ para comprarse comida en la carnicería local. Bueno, miento (XD), ya que realmente hubo muchos pintores que consiguieron premios especiales en forma de figuras o material (que yo sin duda me hubiera quedado con 50€ de "porchetta" y creo que merecía reseñarlo). Pero lo importante es que no, esa tampoco es la razón.

Mi cosecha personal, en todas las categorías de Máster Fantasía. No está mal... :)

¿Será que es el único concurso que ha entendido que una exposición de miniaturas debe hacerse con la luz adecuada, con espacio suficiente para todas las obras, con un cuidado sistema de entrega, recogida y seguridad? Pues de nuevo, no. Porque éste, al igual que casi todos los concursos, adolece, y de qué manera, en todos estos aspectos.

Comer y beber son una de las actividades más populares. ¡Compro!

¿Será acaso por el magnífico talante hospitalario, alegre y fiestero de los italianos? Esta sí, podría ser... pero, ¿es que acaso aquí en España (por poner un ejemplo) no lo tenemos? ¡Si somos primos hermanos de los italianos!

Legio Massive Buddhas... ¡nadie se quiere perder la fiesta!

Personalmente, y tras haber tenido por fin la suerte de acudir a esta cita que tanto se me ha resistido en los últimos años, creo que puedo decir, sin miedo a equivocarme, cuál es la razón de su éxito. El secreto es un cuidado esfuerzo de organización, constante, año tras año. Se ha construido invitando cada edición a los mejores pintores y escultores del mundo, y así ir poco a poco sumando adeptos, visitantes que quedan prendados del ambiente de camaradería y de fiesta (y creo que nadie podrá decir que no lo he catado personalmente este fin de semana... jeje) y también del encanto de la zona. Gente que decide repetir al año siguiente porque ven que los mejores del mundo han decidido marcarlo en su calendario como obligatorio. Y es que tener en el mismo sitio a los mejores (y cuando digo los mejores me refiero a LOS MEJORES) es la forma ideal de empaparse de arte en miniatura y no perderse nada. Vas al concurso sabiendo que todo lo nuevo que se ha hecho ese año y que merece la pena estará ese fin de semana en el pueblo.

La ceremonia de premios es como ir al teatro.

Por lo tanto, creo que tras por fin haber asistido este fin de semana, puedo decir que Monte es el mejor resumen del año. Una especie de Torneo de Maestros donde se ve lo mejor que ha hecho cada uno últimamente, con obras que se lo han llevado todo en otros concursos y que aquí se pelean por un bronce porque la competición es de locura.

Creo que me lo pasé bien...

Con esta entrada quiero empezar una serie de posts sobre el concurso de Monte San Savino 2013. Algo que además debo a mi buen amigo Francesco Farabi y al que mando un fuerte abrazo desde estas líneas. Contaré lo que ha sido mi experiencia, las miniaturas y la gente. Sobre todo la gente. Porque Monte San Savino es sobre todo gente, mucha gente, y muy buena. Los mejores.

4 comentarios:

Wolfen dijo...

Habrá que estar atentos, pues, a dichas entradas!

Presentaste algo nuevo o ibas con lo de éste año (Dragón y unidad Altos Elfos)?

Anónimo dijo...

La verdad Rafa, es que me parece que has dado en el clavo, en la clave del éxito de un buen concurso, en la fórmula magistral. A menudo, yo con mi padre y otros compañeros de hobby hemos reflexionado y debatido sobre las causas del notable descenso en cantidad y sobretodo calidad de los concursos que se han celebrado aquí en España, en los últimos 5 años, por poner un tope temporal. Evidentemente, está la causa económica, porque tenemos que reconocerlo, esto es un hobby, no un bien de necesidad, y si hay que ahorrar se tiene que hacer cortando lo más innecesario, en este caso, comprar figuritas o ir a los concursos. Pero aparte de esto, yo llevo notando en el transcurso de este periodo de tiempo una falta de entusiasmo, de empuje, de motivación, ilusión en suma en todas las personas que hacemos que un concurso exista, tanto de organizadores como participantes (yo incluido). No obstante, creo que la labor de los primeros es la que a fin de cuentas va a condicionar la otra variable, la asistencia de aficionados. Y es que parece evidente que hace falta algo más para hacer un concurso que poner unas mesas o vitrinas y dar unos premios (cada vez más limitados y exigentes por otra parte). Mi única experiencia proviene del concurso León Rampante, convertido en referente nacional e internacional en sólo 3 o 4 convocatorias, hasta que tristemente desapareció. Pero durante esos años era un enclave importante para los miniaturistas, muchos con reconocido prestigio de ámbito internacional (Diego Ruina, Danilo Cartacci, Mariano Numitone, Christian Petit, Young B. Song entre otros) ¿Y por qué lo era? Pues porque no solo montaban la exposición, sino que traían a otros tantos miniaturistas internacionales, como Bill Horan o Mike Blank, amén de otros grandes nacionales; organizaban interesantes charlas, conferencias y talleres; atraían a las marcas y comerciantes de primera línea que ocupaban carpas enteras y por supuesto estaba la “atracción de los reenactores” como cosa nunca vista, al menos aquí en España. En resumen, hay que currárselo, y no depender tanto de los propios aficionados, que cuenten con dinero o ganas en ese momento y por misericordia decidan presentarse a un concurso sin otro aliciente que poder ganar una medalla o hacer un favor a los organizadores. Esto en mi opinión es lo que diferencia un concurso mediocre de uno bueno, donde no sólo es concursar, sino como dices empaparse de arte y miniaturismo. Perdón por el tochazo, pero me ha pillado inspirado.
Un saludo. Luis Miguel Rebollo.

Rafael García Marín dijo...

Muchas gracias por el comentario Luis Miguel. Así da gusto postear! :D

Marqués dijo...

Bueno y cuéntanos, ¿al final fue birra, hidromiel, o hidrobirra? Yo creo que te calzaron un embudo en la boca y te echaron hasta el agua de los floreros jajajajaja.

Un abrazote, me alegro de que disfrutes y que hagas disfrutar.