Navegando como siempre por internet me he encontrado con este interesante artículo sobre percepción visual del gran Antonio Martínez Ron (autor del blog Fogonazos) donde se habla del siguiente juego de ilusión óptica. Se llama "La Mirada Fantasma" ('The Ghostly Gaze') y se llevó el segundo premio a la Mejor Ilusión del año 2008.
Os estaréis preguntando por qué os cuento esto de la ilusión de la Mirada Fantasma (que suena como a "Amenaza Fantasma" pero nada tiene que ver). Pues tiene una explicación muy sencilla y creo que es bastante interesante para nosotros pintores de miniaturas.
Una de las cosas de las que hablo habitualmente en mis clases de pintura es la importancia de la perspectiva del espectador (sujeto) con respecto a la miniatura (objeto). Hay una importante relación entre los tamaños del sujeto y el objeto así como la distancia entre el objeto y la fuente de iluminación con la que el sujeto lo ve y deben ser considerados con cuidado a la hora de pintar. Creo que este ejemplo ilustra perfectamente cómo la misma imagen puede ser completamente diferente si estos parámetros cambian.
En la primera foto podéis ver cómo esta misteriosa mujer y su gemela, con pequeñas sombras modificadas con respecto a la original, os miran fijamente.
Sin embargo, cuando reducimos el tamaño de la foto, parece como si las gemelas ahora se mirasen entre sí.
Podéis comprobarlo vosotros mismos en la página de la ilusión de la Mirada Fantasma donde se explica en detalle (podéis reducir el tamaño de la foto gradualmente para poder ver cómo cambia el efecto paso a paso).
Hay muchas cosas ocurriendo en el cerebro en relación con esta ilusión. Podéis leer más sobre esta ilusión en el artículo en inglés que el autor, Rob Jenkins del Departamento de Psicología de la Universidad de Glasgow. Pero lo que yo quería mostraros es la importancia de la sombra que tiene la mujer en el lateral de los ojos. Con esos ojos de color tan claro que tiene, la sombra se puede distinguir cuando la imagen es grande, pero ya no se distingue tan bien cuando la imagen es pequeña. Una simple sombra que funciona perfectamente en una escala grande, nos lleva a pensar que los ojos están mirando a otro sitio cuando la escala es mucho menor. La imagen sigue siendo la misma, pero las diferencias en tamaño y perspectiva engañan a nuestro cerebro.
¿Cuál es la moraleja de toda esta historia? Para mí este juego nos muestra como no podemos llegar hasta cierto detalle en escalas pequeñas. No se trata del tamaño de las cosas (siempre hay formas de reducir aún más el tamaño de la pincelada). La razón está en que hay cosas que simplemente no funcionan en escalas pequeñas. Es por eso que nunca pintaríamos el iris de una miniatura menor de 54mm. Pero no sólo el iris, ¡otras muchas cosas tampoco!
¿Hasta qué nivel de detalle deberíamos llegar para evitar engañar a nuestros cerebros? Esa es una de las grandezas de la pintura de miniaturas. ¡Prueba y error me temo!
Esta otra foto también sacada del artículo de Antonio Martínez Ron nos muestra que nuestro cerebro sabe perfectamente detectar la posición de los ojos y la dirección en que miran los otros, pero que con un par de trucos somos capaces de engañarlo por completo.
En esta otra ilustración, de Akiyoshi Kitaoka, vemos cómo en la misma imagen, desdoblada a la derecha por completo excepto en los ojos de la chica que se han copiado iguales, una parece mirarnos a nosotros y la otra parece mirar a un lado. Y es que los detalles alrededor de los ojos son determinantes para que nuestro cerebro crea una cosa u otra. ¡Algo que tenemos que dominar por completo si queremos que nuestras miniaturas tengan sentido!
Así que nunca os olvidéis de cambiar vuestra perspectiva. ;)
3 comentarios:
Artículo súper curioso Rafa !! Cierto lo del iris en menos de 54mm y el entorno de la mirada . Gracias por compartirlo!!
Muy interesante!
Gran entrada, te hace plantearte algunas cosas a la hora de pintar caras
Buena aportación, además el pintar los ojos de una forma interpretablemente correcta nos va a permitir darle ese toque de vida necesario para que transmita.
Un saludo.
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